jueves, 15 de agosto de 2013

Ayudar a los niños con càncer: Un reto.


Como un golpe fuerte, directo y seco, capaz de estremecer y hasta parar al más fuerte de los corazones. Así llega la muerte, acechante y sigilosa. La mortaja que no distingue entre raza, género, edad, estatus social. Ella se lleva a todos por igual, y nadie sabe el día y la hora. Y la enfermedad, la usual predecesora de la muerte y verdugo de sus víctimas que algunas veces se sale con las suyas, entregando un cuerpo agonizante a su eterna cómplice.    
Pero ¿Y cuándo la víctima de esta letal y villana pareja es un infante quién en ésta etapa de su vida sólo debería preocuparse por los deberes escolares del siguiente día, por reír y jugar con sus amiguitos, por divertirse y aprender para así cumplir los sueños que nacen en los más profundo de sus diminutos pero fervientes corazoncitos? ¿Qué pasa cuándo una tragedia acalla cada esperanzado latido y cierra forzosamente aquellos ojos que miraban hacía un futuro bienaventurado y feliz?  ¿Podrá tener sus propias vidas un final feliz análogo a los relatos y aventuras animadas que amenizan las tardes de estos pequeños?
Y si, aunque algunos piensen lo contrario, la vida real es bastante similar a los cuentos de fantasía, y, como en toda historia de aquellas que solíamos exaltar cuando éramos niños, donde hay villanos siempre hay héroes; y estos, con tesón, coraje y valentía lucharán contra la enfermedad, la muerte y sus secuaces. Estos héroes, sin capa están provistos únicamente con los superpoderes de  la buena voluntad, el amor por el servicio al otro, la entrega en cuerpo y alma a la causa, la disposición y la sed de cambio. Y es que todas estas armas son necesarias cuando se hace frente a un enemigo peligroso y difícil de combatir, tan temible que en algunas ocasiones su nombre se torna impronunciable: el cáncer. Por esto, cuando los niños y sus familias necesitan refuerzos en su lucha contra esta terrible enfermedad, hacen el llamado a su héroe y este atiende prestamente.
Pero el camino a la victoria no siempre es fácil y lastimosamente no siempre se llega a la meta aunque se tenga un ejército de héroes a disposición, y menos aún cuando el terrible villano del cáncer cuenta con sus secuaces iguales de  peligrosos y alarmantes.
Marlein Echeverría es el caso de una luchadora de 13 años vencida en combate por ser atacada múltiplemente por su fuerte adversario el cáncer en complicidad con el deficiente sistema de salud que atacó de imprevisto con aparentes municiones de negligencia médica y cócteles molotov de indiferencia. Y aunque en la batalla acudieron en su ayuda sus héroes defensores Karla Iguarán (Directora fundación reto, grupo de apoyo contra el cáncer) y más tarde David Peláez (Secretario de Salud) la muerte terminó borrando su nombre del libro de la vida.
Con los ojos llenos de lágrimas pero con voz fuerte e inquebrantable, la compañera de lucha de Marlein, su prima Zarieth Camargo contó como la audaz guerrera a pesar de las heridas físicas y emocionales nunca borró la sonrisa de su rostro. “Ni la muerte podrá borrar esa sonrisa, siempre estará en nuestros corazones”.
Así mismo, y con un comprensible resentimiento fácilmente legible en su mirada, contó las peripecias y los obstáculos que se interpusieron y contribuyeron a la partida de Marlein de este mundo. Relató que inicialmente el dolor que presentó la niña en la rodilla izquierda se le atribuyó a un golpe sufrido en una divertida fiesta de cumpleaños en el momento del afán y el ahínco por recoger los caramelos y confites de la piñata. Llevada al hospital local de Malambo, la menor fue diagnosticada con una lesión menor, pero al percatarse de que el dolor y la inflamación persistían a pesar de los medicamentos suministrados por los médicos, los padres decidieron consultar una segunda opinión. Luego de una larga lucha con los procesos de afiliación a las entidades prestadoras de servicios de salud por la aparente afiliación múltiple a distintas EPS y cinco meses después de la aparición de los primeros síntomas, es atendida en la clínica San Martín en la cual mediante una biopsia detectan un tumor óseo en la pierna izquierda. Debido al mismo problema de multi afiliación y posteriormente por la falta de camillas en el centro hospitalario, fue interrumpido el ciclo de quimioterapias correspondiente.
En una de sus visitas a las clínicas en las cuales busca nombres de personas enfermas de cáncer con escasos recursos económicos, la heroína Karla Iguarán se topa con el caso de Marlein y decide apoyarla. Iguarán, de la mano otros héroes con conocimientos de la parte legal y jurídica lograron una indemnización por el monto de 3’000.000 de pesos que fueron invertidos en el tratamiento, pero al agotarse el dinero, la paciente fue remitida al CARI en donde, y según palabras de Zarieth Camargo, la tenían en un vaivén con una mala atención puesto que no proveían a la familia con las órdenes necesarias